Los freelancer somos muy conscientes de la importancia de recibir encargos de manera periódica para lograr alcanzar los objetivos financieros que nos hemos han marcado. Sin embargo, y especialmente cuando estamos comenzando, tendemos a asumir todo tipo de encargos, con el fin de ir afianzando nuestra carrera profesional, hacernos un nombre en el sector o adquirir experiencia.

Con el tiempo aprendes que decir “no” a determinados proyectos resulta de vital importancia. Hacer un ejercicio previo de reflexión sobre la conveniencia o no de aceptar un trabajo y pensar si va a resultar beneficioso para tu carrera y para tu salud siempre es, de entrada, un buen planteamiento.

Tras casi veinte años de experiencia en la redacción de contenidos como freelance, estos son los diez motivos que en ocasiones me han llevado a decir “no” a determinados proyectos:

Cuando el trabajo lleva mucho tiempo

Un proyecto que requiere una gran inversión de tiempo y no está remunerado como corresponde no merece la pena. Y si además de llevarte mucho tiempo tienes que trabajar con una fecha cercana de entrega que te va a someter a una presión extra sin que eso suponga un incremento de tus honorarios, aún la merece menos.

Al comienzo de la carrera como freelancer es común admitir trabajos sin pararse a pensar cuánto tiempo necesitarás para llevarlos a cabo. Este tipo de proyectos tan exigentes nos robarán horas para buscar otros trabajos mejor remunerados y para asumir nuevos proyectos en caso de que se nos presente la oportunidad.

Por ello, una buena organización es fundamental. No es malo dedicarte a un proyecto de gran envergadura, siempre y cuando el esfuerzo invertido esté remunerado hasta el punto de dejar a un lado nuevas oportunidades mientras estemos trabajando en él. La exclusividad tiene un precio.

 

Cuando el proyecto no resulta motivador

No todos los trabajos que realizaremos a lo largo de nuestra vida profesional tienen que resultarnos especialmente motivadores, obviamente. En ocasiones no quedará más remedio que hacernos cargo de proyectos que a priori no nos parezcan demasiado atractivos.

En cualquier caso, si el volumen de encargos que tenemos es lo suficientemente importante como para poder elegir, resulta conveniente escoger aquellos proyectos que nos resultan menos pesados en función de nuestros intereses, aunque no estén tan bien remunerados.

La motivación es un elemento clave para realizar un trabajo de calidad y dejar satisfecho al cliente. De ahí la importancia de especializarnos en aquellos temas que están alineados con nuestros intereses, aunque no nos reporten tantos beneficios económicos como otros. Esto puede constituir la diferencia entre tener un trabajo que te apasiona o que aborreces, o lo que es lo mismo, sentirte feliz y realizado o todo lo contrario.

 

Cuando no está bien pagado

Uno de los mayores errores que cometemos cuando empezamos a desarrollar un trabajo como freelancer es hacernos cargos de proyectos que están mal pagados. Nos convencemos de que así nos haremos con un nombre, que adquiriremos la experiencia necesaria y que pronto podremos subir nuestras tarifas. La realidad es que no siempre ocurre así.

Nuestro trabajo merece ser pagado por lo que corresponde al esfuerzo invertido. Si rebajamos nuestros presupuestos puede que consigamos algunos trabajos extras, pero estaremos hundiendo nuestra marca personal, echaremos por tierra los precios del sector y no podremos justificar ningún valor añadido a lo que hacemos. Puedes tener o no tarifas fijas, pero lo que nunca debes hacer es permitir que te paguen por debajo de lo que crees que vale tu trabajo porque, al final, esta concesión será tirar piedras contra tu propio tejado.

 

Cuando el cliente no inspira confianza

Con los años de experiencia aprendes a desarrollar un sexto sentido que te dice si el cliente que tienes delante es o no de fiar. Y aun así, a veces te equivocarás y descubrirás que esa persona encantadora que te ponía todo tan fácil finalmente resultó ser un caradura que te dejo a deber alguna factura.

Hay trabajadores freelance que piden el pago por adelantado del trabajo. Otros solicitan al menos la mitad de sus honorarios antes de comenzar a trabajar en el proyecto y el pago del dinero restante una vez acabado el mismo. Y en otras ocasiones se le da la confianza al cliente para que te pague una vez terminado el servicio. En cualquier caso, si tu instinto te pone en alerta sobre un cliente y no está dispuesto a adelantarte al menos la mitad de la cantidad presupuestada antes de comenzar a trabajar, lo mejor es pasar página.

 

Cuando como freelancer no domino el tema encargado

Se dice que los periodistas sabemos un poco de todo y mucho de nada. Desde mi punto de vista quien dice esta máxima tiene toda la razón. Es cierto que no somos especialistas en todas las materias, salvo en aquellas en las que nos hemos formado.

Escribir sobre un tema que no dominas, especialmente cuando lo haces para un público objetivo especializado, puede suponerte muchos quebraderos de cabeza. El resultado siempre será un trabajo de escasa calidad, que no cumplirá las expectativas que ha puesto sobre ti el cliente. Por ello, si piensas que no vas a estar a la altura de lo que se te está pidiendo, lo mejor es tener la humildad necesaria para rechazar el proyecto.

 

Cuando no voy a tener terminado el proyecto a tiempo

Todos los trabajadores freelance tenemos la experiencia de recibir encargos por la noche y que te pidan la entrega a primera hora de la mañana. En mi caso, si la petición viene de clientes habituales o la persona que me lo pide me justifica el porqué de esa premura, trabajo el tiempo necesario para tener las entregas en el tiempo marcado por el cliente.

Si tengo un volumen de trabajo importante, con una organización ya planificada, y contactan conmigo para proponerme un proyecto urgente, suelo rechazar este trabajo porque no tengo la certeza de tenerlo terminado en el tiempo acordado. Parece obvio, pero el retraso en las entregas es algo muy habitual, que desprestigia a cualquier profesional.

 

Cuando el trabajo va a influir en mi vida personal

Cada persona sabe dónde está su límite. Esa línea roja que no merece la pena ser traspasada. Puede que te hayas hecho trabajador freelance para conciliar tu vida profesional y familiar y de pronto se te presente un encargo que no te permita estar con tus hijos a la salida del colegio. Puede que el encargo consista en trabajar los fines de semana. O puede que implique viajar.

Si el trabajo va a influir en tu vida personal y no vas a sentirte cómodo realizándolo, lo mejor es esperar a que surja otra oportunidad. Ser freelance es, en muchos casos, un trabajo vocacional. La gran ventaja es que, en muchas ocasiones, sobre todo cuando estás estable, puedes renunciar a aquello que no te hace feliz.

 

Cuando no te aporta ingresos periódicos

A un trabajador freelance le interesan más los trabajos continuos, que le aporten ingresos periódicos, que los que son puntuales. Por ello, hay que intentar buscar aquellos proyectos que puedan remitirte ingresos de forma permanente, mucho más rentables para nuestros intereses.

Los proyectos puntuales pueden resultar interesantes en épocas de transición o mientras se está a la búsqueda de clientes habituales, pero orientar tu esfuerzo a la búsqueda de este tipo de trabajo se traduce a la larga en  un cansancio susceptible de transformarse en insatisfacción.

 

Cuando alguien puede hacerlo mejor que yo

En ocasiones mis clientes me preguntan si puedo hacer un trabajo para el cual no tengo la formación adecuada. A un periodista freelance es bastante habitual que le pregunten si puede realizar las fotografías de un reportaje, si puede actuar como community manager o si puede realizar una maquetar una web, por ejemplo.

Si no estás capacitado para la realización de ciertas tareas o hay otros profesionales que se encargan de lo que a ti te han solicitado, lo más adecuado es hacer ver al cliente la necesidad de contratar a personas especializadas en la tarea demandada o bien subcontratar sus servicios para entregar al cliente un proyecto completo y que él no tenga que ocuparse de nada más. Cada profesional tiene su ámbito de actuación. Pretender que alguien haga un trabajo para el cual no está capacitado es el camino más corto para que el proyecto no cumpla unos óptimos estándares de calidad.

 

Cuando me subcontratan o tengo que subcontratar servicios

Cuando un freelance tiene más cantidad de trabajo de la que puede asumir, puede contratar a otros trabajadores que le ayuden a hacer el proyecto. En ocasiones la subcontratación resulta una buena opción, aunque otras veces no da los resultados esperados.

Como redactora de contenido freelancer, prefiero no trabajar para otros redactores, ni tampoco subcontratar a periodistas que saquen adelante mi trabajo. Quizá sea debido a mi dificultad para delegar tareas o mi tendencia a la búsqueda constante de la perfección, pero solo acepto aquel trabajo que estoy segura de poder acometer, aunque eso suponga no crecer como empresa. Esta decisión implica que la calidad de mi trabajo solo depende de mí, y por eso sé, precisamente, que está asegurada, lo que a su vez hace que la pueda vender como un elemento diferencial o de valor añadido a mis clientes y potenciales clientes.

 

¿Se te ocurre algún motivo más? ¿Estás de acuerdo o en desacuerdo con alguno de los puntos? Cuéntamelo.

 

 

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