Cuando uno se plantea ser trabajador freelance asume que los comienzos, probablemente, no van a ser demasiado fáciles. Trabajar por tu cuenta y desde casa supone hacer frente a diferentes inconvenientes hasta alcanzar una cierta estabilidad.
Todo el mundo, antes de dar el paso y convertirse en trabajador freelance, pasa por un periodo en el que, inevitablemente, debe hacer frente a razonables dudas. ¿Podré vivir de ello? ¿Los clientes que encuentre me permitirán mantenerme económicamente? ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que me estabilice? ¿Merecerá la pena? No hay una única respuesta ante tanto interrogante, y seguro que no hay dos casos iguales, pero la realidad es que si nunca lo intentas, te quedarás con la duda de si era o no era factible.
Por si te sirve mi experiencia de casi 20 años como periodista digital freelance, estos son los principales inconvenientes a los que tuve que hacer frente al comienzo de tomar la decisión de trabajar desde casa.
Resumen
Búsqueda de clientes
Ya lo has decidido. Vas a ser freelance. Pero tu cartera de clientes se encuentra a cero. ¿Seguro? Es posible que no esté tan vacía como tú te crees. Empieza contactando con aquellos profesionales con quienes has tenido relación durante tus estudios o tus primeros años de experiencia laboral. Llámales, escríbeles, pregunta. Diles que estás estableciéndote como freelance. Ni te imaginas las posibilidades que ofrecen estos reencuentros, las nuevas e interesantes ideas que sacarás, y las oportunidades que podrás llevarte.
Otra forma de comenzar a tener clientes es compartir un espacio de coworking, aunque para ello necesitarás tener ahorrado algo de dinero para enfrentarte a su pago al menos los dos o tres primeros meses. Existen espacios muy baratos donde ir a trabajar a diario, en los que compartirás un mismo espacio con profesionales con quienes podrás establecer interesantes sinergias. Si eres periodista, puedes trabajar junto a diseñadores, publicistas, fotógrafos, ilustradores o profesionales del marketing, quienes te mantendrán informado de las diferentes oportunidades que ofrece el sector.
La tercera opción es llamar puerta por puerta a tus potenciales clientes. Ofrece tus servicios a quien le pueda interesar. Muévete en las redes sociales. Date a conocer. Conseguir los primeros clientes es lo más difícil. Pero una vez subido este primer peldaño ya podrás plantearte otro plan más ambicioso, como encontrar a aquellos clientes habituales que te harán encargos más estables y permanentes, que son los realmente interesantes para un trabajador freelance.
Inestabilidad económica
Unido a la escasez de clientes de todo comienzo como trabajador freelance se encuentra la temida inestabilidad económica. Si vienes de un trabajo como profesional asalariado por cuenta ajena lo notarás aún más. Hay meses que te saldrán redondos y tendrás numerosos encargos, y como consecuencia unos ingresos más altos, pero otros meses será justo al contrario, y debes estar preparado psicológicamente para ello.
El primer año como trabajador freelance debe servirte a modo de prueba. No hay que tirar la toalla en los meses más bajos, ni tampoco ser excesivamente optimista cuando las cosas vayan bien. El promedio de lo conseguido en los primeros doce meses te puede servir de guía para saber si realmente merece la pena continuar siendo freelance.
Ser poco productivo
No todo el mundo sirve para trabajar por su cuenta y en su propia casa. Tener el puesto de trabajo en tu propio domicilio supone enfrentarte a la posibilidad real de distraerte más de lo recomendable. Es muy fácil perder la concentración cuando eres tu propio jefe, cuando no tienes a nadie detrás exigiéndote que termines un trabajo. Y debes tener en cuenta que la casa es fuente continua de posibilidades de distracción.
Para ser freelance hay que ser una persona organizada y responsable y tener capacidad de concentración. Debes trabajar las horas que te hayas marcado y, sobre todo, ser productivo para no pasarte las horas muertas delante del ordenador sin ver resultados. Para ello, tener una buena organización y mantener una rigurosa planificación diaria y semanal es fundamental para los trabajadores freelance. Si no tienes fuerza de voluntad o no crees que puedes llegar conseguirlo, merece la pena que te plantees si ésta es, realmente, la forma de vida que necesitas.
Épocas de mucho o poco trabajo
Ser trabajador freelance supone pasar por momentos en el que las tareas se desbordan o, sobre todo al principio, tienes poco que hacer. Tan importante es saber gestionar los picos altos de trabajo como saber sobrellevar y sacar todo el provecho a aquellas temporadas en las que tienes mucho tiempo libre.
En ambos casos es necesario cumplir con un horario. Si te enfrentas a un gran volumen trabajo, tienes que saber gestionar el tiempo. Una buena agenda puede ayudarte a saber si puedes coger más encargos o tienes que aplazar las propuestas que te vayan entrando.
En cambio, si escasea el trabajo, no puedes alargas tus periodos de ocio. Levántate a una hora prudencial, aséate, siéntate delante del ordenador y ponte en marcha. Hay muchas cosas que puedes hacer para mejorar tu marca personal y la gestión de tu negocio. Piensa en las posibles mejoras que puedes implementar, investiga más oportunidades de trabajo o en diferentes nichos, pon al día tu blog o, sencillamente, sigue formándote. Existen multitud de cursos, algunos de ellos gratuitos, como los MOOC, con los que puedes mejorar tus habilidades y competencias.
Vacaciones no remuneradas o inexistentes
Ser trabajador freelance supone enfrentarte al hecho de que tus vacaciones no van a estar remuneradas. Por eso es necesario que preveas con el tiempo suficiente esta circunstancia.
Además, los comienzos como freelancer pueden traer consigo la renuncia a los primeros puentes y vacaciones. Es muy habitual que, cuando estás intentando consolidar tu posición te hagas cargo de grandes volúmenes de trabajo que no están tan bien remunerados como desearías. Esta situación, que no es recomendable con el paso del tiempo, puede ayudar a mantenerte los primeros meses.
Por otra parte, es probable que tu situación económica no sea tan buena como para permitirte unas vacaciones con muchos días de descanso por delante. Ya llegarán tiempos mejores. Puedes considerar un inconveniente no tener vacaciones pagadas, pero también puedes considerarlo como una oportunidad de seguir mejorando.
En cualquier caso, y frente a los inconvenientes de comenzar como trabajador freelance, están las enormes satisfacciones que irás viviendo día tras día. Nada te hará sentir más orgulloso que conseguir tus primeros clientes, ver cómo fluyen los primeros encargos, que puedes llegar con comodidad a final de mes y con la libertad que siempre has buscado. Sopesa los pros y los contras, y si la lista de los primeros es más larga que la de los segundos, no lo dudes y lánzate.
Y tú, ¿crees que los comienzos como trabajador freelance son difíciles? ¿A qué te has tenido que enfrentar? Cuéntamelo.
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